sábado, 31 de mayo de 2008

CAMBALACHE

Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro,
generoso, estafador.
Todo es igual; nada es mejor;
lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón;
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.








Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón;
cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón.


miércoles, 28 de mayo de 2008

TERRIBLES COINCIDENCIAS

1 - Hace un par de semanas que en Coslada, un municipio densamente poblado, que por su proximidad a Madrid es casi un barrio de la capital, se destapó lo que todo el mundo sabía y las autoridades no atajaban: que Ginés Jiménez Buendía, jefe de la Policía Local, había convertido a la mayoría de los funcionarios que de él dependían en una banda mafiosa que durante 22 años (¡en democracia!) impuso el terror entre los vecinos del lugar. Los afectados y afectadas, que de todo hay, siguen con el miedo en el cuerpo, porque les cuesta creer que se hayan librado para siempre de la bestia. Pero, como ya estamos a finales de mayo, a los medios de comunicación ya no les interesa el asunto...

2 - Después de que el Partido Popular perdiera las elecciones, Mariano Rajoy, su presidente, que durante cuatro años dirigió una increíble campaña de crispación política, ha tenido la grandeza de reconocer lo que es lógico y evidente: "No podemos seguir defendiendo lo que la mayoría democrática no defiende. No podemos seguir atacando al Gobierno cuando el Gobierno hace lo que le hemos pedido que haga". En mala hora. Los que le trataban como si fuera pariente cercano de la Providencia, ahora lo maldicen de palabra y letra, en "la prensa amiga", y hasta en los despachos que tiene al lado...

3 - Un inquietante locutor apellidado Losantos, que por la lógica del apellido trabaja en la cadena de radio de los obispos, insulta impunemente, todos los días, por su micrófono envenenado, a todo aquel que se le meta entre ceja y ceja. Su lengua acelerada, como si de verdad tuviera pasaporte divino, no se detiene ni ante la Corona. Al alcalde de Madrid lo ha llamado de todo: "Traidor, bandido, farsante redomado, lacayo de la oposición..." Y el alcalde aguantó con infinita paciencia el chaparrón, hasta que se sintió acusado de no darle importancia al atentado del 11-M y de no estar del lado de las víctimas... Entonces, faltaría más, Alberto Ruiz Gallardón apeló al amparo de la Justicia. Cuando escribo estas líneas se está celebrando el juicio correspondiente. Por televisión puedo ver a periodistas influyentes... influyendo a favor del que ofende y difama...

4 - En el mismo noticiario televisado, y a renglón seguido, veo al lehendakari vasco, Juan José Ibarretxe, predicando con el mayor descaro la concreción de su gran osadía: el 25 de octubre, por fin, sí señor, le va a preguntar a los vascos, en "consulta popular", digan lo que digan la Constitución y el Estado español, dos cosas: si hay que negociar con ETA; si hay que alcanzar la independencia antes de que finalice 2010... Dejo pasar casi tres horas de este día peligroso, antes de editar este texto en mi blog, y, cuando lo hago, desde la Audiencia Nacional todavía no ha salido la orden de detención contra el tal Juan José, por, entre otras cosas, no condenar a ETA por lo que es y por lo que mata...

viernes, 23 de mayo de 2008

MUJERES DE AHORA

Estoy intentando rescatar del olvido las muchas cosas que aprendí de un hombre sabio, aunque polémico, en aquella juventud lejana y atormentada que ahora no sé si fue un sueño o una pesadilla. Y entre papeles antiguos, escritos con la que seguramente fue mi letra de adolescente, me encuentro una nota que dice, tal vez en broma, tal vez en serio, algo que me incomoda: "No hay nada más feo que una mujer fea".

Me siento incómodo, sí, porque a estas alturas de la vida tengo muchas dudas sobre lo que es feo o bonito -porque, además, he conocido a muchas mujeres que eran encantadoras teniendo cuerpos poco agraciados, y a otras que, siendo lo que se dice guapas, afeaban cuanto tocaban... Lo difícil siempre fue que coincidieran la belleza externa y la interna, o viceversa...

Pero no me quiero meter en profundidades que posiblemente no vienen a cuento. Lo que pretendo decir es que los papeles viejos me han llevado a prestar más atención a las mujeres nuevas -a mirar a cada una, de la cabeza a los pies, con detenimiento, cuando la discreción me lo permite, en la calle, en el metro, en aeropuertos, bares, supermercados, parques, bancos, escuelas, Ministerios... Quienes no me conozcan, hasta podrían pensar mal de mis miradas tardías, al fin y al cabo inocentes...

Si así fuera, si pensaran mal, se equivocarían. Porque resulta que mi incomodidad se está transformando en verdadera preocupación. Lo que estoy viendo, observando y concluyendo, con ojos nuevos en un mundo apático y gastado, no es para menos. No pretendo encontrar, a la vuelta de cualquier esquina, una de aquellas diosas que se levantaban a las dos de la tarde y no tenían ni idea de cuánto costaba un billete de autobús. No. No se trata de eso, ni sé si eso sería posible todavía. Lo que busco y no encuentro, y por eso el asombro y la preocupación de simple mortal, es cosa más sencilla y probable: muchachas que quiten el hipo, cincuentonas saludables y simpáticas... ¿Dónde están? ¿Ya no existen?

Lo que encuentro son peluquerías, plazas, avenidas, ciudades... donde abundan las mujeres que no son jóvenes ni viejas; que muchas veces parecen hombres; desproporcionadas, sin trasero alguno o con traseros enormes; peinadas y pintadas de mala manera; vestidas como si fueran refugiadas políticas; indiferentes, cuando no agresivas; corriendo hacia ninguna parte; fumando como fumaba mi abuelo; hablando como hablaban los pescadores; con aspecto enfermizo, cansado, carnes blandas, arrugas sin sentido, ojos sin vida sepultados por gafas enlutadas...

Algo terrible sucedió con la mayoría de las mujeres de ahora, y yo, absorto en la rutina de existir, creyendo que todas seguían siendo como en las revistas, ni me había dado cuenta. ¿De quién es la culpa -es nuestra, de los hombres? ¿Podemos remediarla pidiendo perdón -o con menos machismo y más ternura?

martes, 20 de mayo de 2008

LOS VASCOS

Hay que seguir leyendo a Julián Marías:

"La historia es deliciosa y aleccionadora. La contó hace medio milenio Fernando del Pulgar, en su Crónica de los Reyes Católicos, y la recordé en España inteligible, sin que nadie haya parecido enterarse. En 1481 llegaron noticias de que los turcos preparaban una gran expedición para conquistar el Reino de Sicilia, del que era titular Fernando el Católico como parte del Reino de Aragón. Para defender este Reino, los Reyes Católicos ordenan organizar una gran armada, con dos flotas, una gallega y otra andaluza. Y sus comisarios van a Vizcaya y Guipúzcoa, para pedir que organicen otra armada que se uniría a las otras dos.

Explican a los vascos que "son gente sabida en el arte de navegar, y esforzados en las batallas marinas, e tenían naves e aparejos para ello". Dice Pulgar: "Los moradores de aquellas tierras son gente sospechosa" y ponen muchas dificultades económicas y también "diciendo ser contra sus privilegios, e contra sus grandes libertades, de que los de aquella tierra gozan, e les fueron guardadas por los reyes de España, antecesores del Rey e de la Reyna". Hay alborotos, los comisarios están en peligro, pero les explican "con palabras dulces", que no vienen a "quebrantar sus franquezas" sino a guardárselas mejor, y que estaban más obligados a hacerlo "quanto eran más sabios en el arte de navegar, e esforçados en las batallas marinas", "e vosotros castellanos, más en número, más esforçados, e mucho más diestros en el arte de navegar, acordáys quedar holgando en vuestras casas, quedad, señores, enhorabuena".

Los pueblos se aplacaron, la sospecha se mudó en orgullo y diligencia presurosa. "E en aquellas dos provinçias de Vizcaya e de Guipuscua se armaron çincuenta naos... E juntáronse con esta flota de los puertos de Galicia e del Andalucía fasta veynte naos de manera que en toda el armada yvan setenta naos."

Reténgase lo que esta historia encierra. Se trata del Reino de Sicilia, es decir, de la Corona de Aragón. Para defenderlo se movilizan armadas de Galicia y Andalucía, es decir, del Reino de Castilla. Se pide la colaboración de los vascos, igualmente castellanos, incorporados al Reino de Castilla desde el siglo XIV, y al final la armada tiene un contingente principal vasco. Los recelos se han convertido en orgullo y entusiasmo."

jueves, 15 de mayo de 2008

MADRID CAMPESINO

Resulta que a Isidro Merlo y Quintana le pusieron ese nombre, Isidro, porque nació el 4 de abril (de 1082), que es el día de San Isidoro de Sevilla. Nació en la Villa de Madrid, de familia mozárabe. Y, que se sepa, no hizo nada extraordinario hasta los 28 años de edad, cuando se trasladó a Torrelaguna y allí se casó con María Toribia, natural de Caraquiz, aldea en la que se dedicaron a la agricultura, hasta que, por ser tan trabajadores y tan buenas personas, Iván de Vargas los contrató para trabajar, primero en su finca de Talamanca del Jarama, y después en el mismo Madrid, donde siguieron dedicados al campo, a buscar pozos y a rezar... En Madrid, Isidro y María tuvieron un hijo: Illán. Y en Madrid hicieron infinidad de milagros. Según consta en el proceso de canonización de Isidro, éste hizo exactamente 438 milagros: encontró manantiales, incluso bajo rocas tremendas; multiplicó sus propios alimentos, para compartirlos con los pobres; con sus oraciones logró que las aguas de un pozo subieran, devolviendo sano y salvo a su hijo Illán, que se había caído al fondo negro y profundo; mientras él rezaba, los ángeles se encargaban de la labranza... Si a Isidro Merlo y Quintana no le faltaron méritos para llegar a ser San Isidro, a María Toribia tampoco le faltaron para ser canonizada como Santa María de la Cabeza. Ella atravesó el río muchas veces caminando sobre las aguas, o deslizándose sobre una mantilla. Recibía avisos celestiales. Y cuando, después de muerta, su cabeza fue colocada bajo la imagen y la protección de la Virgen, los prodigios fueron tantos, y tan grandes, que de ahí le vino el reconocimiento de santa... No es de extrañar, por tanto, que con un padre como Isidro y una madre como María Toribia, Illán, el hijo, también fuese canonizado. Ni tiene nada de particular que el día 15 de mayo se dedique a celebrar el patrón de Madrid, San Isidro Labrador, para que los madrileños den rienda suelta a su mal disimulada vocación de campesinos.

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Sin pararse a pensar en historias como esta es muy difícil entender a Madrid: especie de barrio manchego, grande y apretado, sucio, y sin embargo entrañable; lugar habitado por gente de pueblo, que se viste como en los pueblos, y habla de cosas de pueblo; aldea que no sabe ser capital, porque le encanta sentirse villa; refugio indiferente, neutral, de los que nos perdimos en el crispado laberinto de la España rota en pedazos autonómicos.

martes, 13 de mayo de 2008

CARTA A LA VICEPRESIDENTA

Quiero, siendo martes y 13, mandarle una carta a la vicepresidenta del Gobierno de España, doña María Teresa Fernández de la Vega, y no sé bien cómo hacerlo. Pues, por un lado, tengo la corazonada de que un sobre mío, de los de toda la vida, jamás llegaría a La Moncloa, y, por otro, algo me dice que la ministra no sabe nada de ordenadores ni de Internet.

Pero además, por si fuera poco, resulta que yo no he tratado nunca a una vicepresidenta. Tengo experiencia en tratar a ministros de a pie, a presidentes, a alguaciles... Pero no a vicepresidentas. Y ahí, en esa falta de costumbre, me falta agilidad y precisión hasta para las formas. ¿El tratamiento sería, por casualidad, en tiempos de paz, el de Señora Doña Excelentísima? ¿Reverendísima, tal vez?

En todo caso, lo que le quiero decir es lo siguiente:

1 - Que reconozco y admiro su enorme capacidad de trabajo, aunque me asusten un poco sus formas de ordenar y mandar.

2 - Que, por favor, no se me aparezca en la pantalla, mirándome con tanto desdén, cada vez que pongo la televisión. Estar siempre en la tele no es bueno para ella, ni para la política, ni, claro está, para mi equilibrio emocional.

3 - Que, sea como fuere, no me hable de esa manera tan arrogante y tan didáctica. Pues merezco un poco de consideración, y además ya no soy un niño que se chupe el dedo.

4 - Que haga lo posible por vestirse de otra forma, más sencilla y menos cambiante. Ese derroche de trajes y collares le resta credibilidad a lo que dice y hace, ofende al grueso de la ciudadanía, y es impropio de la esencia socialista.

5 - Que le deseo muchos años de vida y de poder. Sin ella, el Gobierno de Zapatero sería una simple zapatería, y España sería otra cosa, menos interesante.

viernes, 9 de mayo de 2008

HISTORIAS BIRMANAS

A Pablo Neruda lo nombraron cónsul ad honorem de su país, Chile, en Rangún, Birmania, el 11 de abril de 1927. El poeta tuvo que darle la vuelta al mundo para llegar a tan lejano lugar. Inició el viaje en Valparaíso el 11 de junio, en tren, en compañía de Álvaro Hinojosa, y en una primera etapa fue hasta Buenos Aires, donde embarcó el día 14, en el navío Baden, con destino a Lisboa. A la capital portuguesa llegó el 12 de julio. El 16, ya estaba en un Madrid "con sus cafés llenos de gente". El 20, en París. Allí vivió quince días alrededor de "doscientos metros y dos esquinas". Después, a principios de agosto, en Marsella, embarcó para Singapur. Hizo escala en Djibouti: "Tortuosa, aplastada, de materiales viejos y secos". Hizo escala en Colombo: "Los muertos habían salido del sepulcro". Hizo escala en Sumatra: "...la noche que busca extenderse sobre el océano". En octubre, por fin, llegó a Singapur: "Todo tiene un aire corroído, patinado de viejas humedades. Las casas sustentan grandes costurones de vejez, de vegetaciones parásitas. Todo parece blando, carcomido". El 28 del mismo mes de octubre, ya en Rangún, ya como cónsul en ejercicio, le escribe a la hermana: "...te escribo ya desde Rangoom, que es una ciudad bastante hermosa, pero donde me aburriré en poco tiempo". El aburrimiento se transformó en aguda soledad, y la soledad lo llevó a enamorarse de la birmana Jossie Bliss, la pantera asiática: "Tenía celos y aversión a las cartas que me llegaban de lejos. Escondía mis telegramas sin abrirlos. Miraba con rencor el aire que yo respiraba".

Birmania todavía no se llamaba Myanmar. El ciclón Nargis todavía no había devastado el delta del Irrawaddy. Todavía no habíamos visto la salvajada de las salvajadas: la de esa Junta Militar, formada por asesinos perfectamente uniformados y planchados, que no entierran ni dejan enterrar a sus muertos, porque utilizan los cuerpos putrefactos, abandonados, para seguir robando más y más.

miércoles, 7 de mayo de 2008

LA BANDERA DE MADRID


Si no me engaño, los países que tienen estrellitas en sus banderas son Angola, Antigua y Barbuda, Argelia, Australia, Azerbaiyán, Bosnia y Herzegovina, Brasil, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Comoras, Corea del Norte, Cuba, Chile, República Popular China, Dominica, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Ghana, Granada, Guinea-Bissau, Honduras, Islas Salomón, Israel, Jordania, Kiribati, Liberia, Malasia, Marruecos, Mauritania, Micronesia, Mozambique, Myanmar, Namibia, Nauru, Nepal, Nueva Zelanda, Pakistán, Panamá, Papúa Nueva Guinea, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Ruanda, San Cristóbal y Nieves, Samoa, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Singapur, Somalia, Siria, Surinam, Timor Oriental, Togo, Túnez, Turkmenistán, Turquía, Tuvalu, Uzbekistán, Venezuela, Vietnam, Yibuti, y Zimbabwe.

Si el problema eran las estrellas, los que inventaron en 1983 la bandera de la Comunidad de Madrid tenían de sobra donde escoger -donde inspirarse. Pero, de entre todos los ejemplos, prefirieron el vietnamita. Copiaron las proporciones de 2 por 3. Copiaron el color de fondo. Copiaron el simbolismo de las puntas: las cinco puntas de las estrellas de la bandera madrileña están dedicadas a recordar Ávila, Segovia, Guadalajara, Cuenca y Toledo, las provincias que rodean Madrid, ¡que son de otras Comunidades Autónomas!; y las cinco puntas de la estrella de la bandera vietnamita representan los intelectuales, los obreros, los campesinos, los jóvenes y los soldados.

Las diferencias están en el número de estrellas y en el color de las mismas. Las de Madrid son siete y son blancas, porque representan la Osa Menor, que por lo visto, majadera, está plantada sobre la Sierra del Guadarrama... Y la estrella de Vietnam es una estrella solitaria y amarilla, como si la hubieran sacado del amarillo unitario de la bandera de España...

El resultado no puede ser más confuso y contradictorio. Si cada estrella de la bandera madrileña apunta a cinco provincias que no son suyas, la Comunidad de Madrid está camelando treinta y cinco veces lo que no le pertenece. Y si la bandera de Vietnam me recuerda España y la de Madrid me aleja de la historia y de la personalidad de las tierras que ya fueron el centro del mundo, yo, la verdad, no sé quién soy ni dónde vivo.

El ideólogo del desaguisado madrileño fue el poeta Santiago Amón. Y el artista, José María Cruz Novillo. Los dos, sin tener en cuenta que estábamos en la España de las Autonomías, trabajaron por encargo del entonces presidente autonómico, Joaquín Leguina, un casi socialista, hombre polémico donde los haya.

martes, 6 de mayo de 2008

ÁFRICA A OSCURAS

En aquel tiempo, en la VARIG teníamos un vuelo que iba hasta Beirut, y que, a la vuelta, hacía escala en Roma y en Monrovia, antes de atravesar el Atlántico en dirección a América del Sur. Y por la noche, en ese trecho entre la capital italiana y la capital de Liberia, volando durante muchas horas sobre el Continente Negro, lo que a mí más me impresionaba era la negrura -la oscuridad total. Sabíamos que allá abajo estaba África porque lo decía el comandante. Pero no porque pudiera verse, como en Europa, un lugar iluminado que sirviera de referencia. Era como si hubiera alguna relación entre el color de los africanos y el mundo apagado...

Ahora, navegando por el ciberespacio con este humilde blog, tengo la misma sensación: África no aparece en el programa que utilizo para controlar la localización y el número de lectores que se interesan por lo que escribo. Hasta en la Cuba de los hermanos Castro, hasta en la remota Indonesia, tengo lectores que me leen con cierta frecuencia. Pero no en África. África sigue perdida en la oscuridad de una noche sin amanecer. Allí, todavía, se navega en cayucos.

sábado, 3 de mayo de 2008

CALVO-SOTELO

Esta tarde de sábado, de forma inesperada, corrió la noticia de que Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, marqués de la Ría de Ribadeo, ex presidente del Gobierno, había muerto. Se murió por las buenas, por una fulminante parada cardiorrespiratoria, y sin que tuviera enfermedad alguna. El 14 de abril había cumplido 82 años de edad. Lo que no quiere decir (14 de Abril) que fuera republicano. Muy al contrario, era sobrino carnal de José Calvo Sotelo, fundador del Bloque Nacional que tuvo las consecuencias que tuvo durante la Segunda República Española. Lo que tampoco quiere decir mucha cosa. Pues don Leopoldo también era tío de la actual ministra socialista, Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo.

Leopoldo Calvo-Sotelo, que habiendo nacido en Madrid tenía alma gallega, era un buen ejemplo de lo que se suele entender por gallego: lo de ser y no ser, estar y no estar, con buenas maneras y sin estridencias. A mí, sin ir más lejos, siempre me causó una gran simpatía, sin necesidad de tener proximidad alguna con él, ni en lo público ni en lo privado. Me gustaba su estampa de hombre de otro tiempo y de otro lugar. Me asombraba su cultura enciclopédica, que a veces manifestaba tocando el piano o hablando como ya nadie sabe hablar. Me divertía su refinada ironía, nutrida de un humor elegante, impropio de los ingenieros de Caminos. Y, sin embargo, me cuesta recordarlo como gobernante -como representante del pueblo, amenazado por la brutalidad de aquellos guardias civiles que entraron a tiros en el Parlamento, aquel desgraciado 23 de febrero de 1981.

La memoria, a veces, es misteriosa. La mía recuerda con detalle y emoción al fallecido ciudadano Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, y se resiste a recordar al político que fue tantas cosas en política, hasta llegar, como presidente respetado y respetable, de aquella forma tan dramática, a La Moncloa.