sábado, 29 de mayo de 2010

URBANISMO

Dejar el urbanismo en manos de los políticos puede ser peligroso. Por ejemplo: el barrio de Moema seguramente es el que tiene una mejor concepción del ordenamiento de las calles y las plazas en todo el municipio de São Paulo. Pero, por algún motivo, alguien tuvo la idea de que las avenidas que van de norte a sur se llamen alamedas, y las alamedas transversales se llamen avenidas... La única excepción es la Avenida Ibirapuera, que, siendo una indiscutible avenida, se llama avenida... Misterio... Por qué será? Por alguna confusión gramatical? En urbanismo las alamedas son más importantes que las avenidas? Desde cuándo?

jueves, 27 de mayo de 2010

NOTICIAS DE HOY

Mi amigo Antonio Martín, un sabio castellano que le saca
punta a los disparates que pasan a su alrededor, y que está
hasta el sombrero de la política española, puede encontrar
argumentos delirantes en lo que dice la prensa de hoy.
En España:
"El Gobierno salva por un voto su plan de ajuste contra el déficit"
En Brasil:
"El desempleo, con una merma del 7,3%, presentó en abril su
nivel más bajo desde 2002"

martes, 18 de mayo de 2010

LA GATA FELIZ

Esta gata aristocrática, que vive en un rascacielo de una gran ciudad americana, se llama Mia y nunca estuvo en Teror. Pero en Teror, un pueblo perdido en la memoria, vivía otra gata que, siendo idéntica a la de la foto, se llamaba Isabel II. O sea: estoy hablando de dos gatas iguales, pero con historias muy diferentes. La gata Mia es feliz porque está rodeada de felicidad y tiene la suerte de ver el mundo desde las alturas de su terraza. La gata Isabel II, por el contrario, que al final fue a fallecer en Madrid, nunca consiguió ser feliz porque nunca encontró la felicidad. Fue muy amada, es verdad. Pero el amor no sirve de nada cuando es amado en el infierno. Al pueblo donde Isabel II vivía sólo le faltaba una letra para llamarse TerRor. Y allí, en Teror, fue donde aquella gata bonita y cariñosa se quedó sola, por mucho tiempo, en una casa grande y vacía. Yo le llevaba comida, agua y afecto con alguna frecuencia, siempre que podía. Pero de repente, de forma imprevista, aquellas visitas mías se hicieron imposibles. Tardé semanas en volver. Y, cuando volví, encontré a Isabel II enloquecida por la soledad, por el hambre y por la sed. Sin nada que comer, se había comido su propio rabo... Y, huyendo de su propio dolor, había salpicado de sangre, como en las películas de terror, toda la blancura de los techos y paredes que la aprisionaban...

martes, 11 de mayo de 2010

CAPITALISMO SALVAJE

 La brutalidad petrolera tiñe de negro el Golfo de México.