miércoles, 30 de mayo de 2007

SER O NO SER

Confirmado: durante los días 20, 21, 22 y 23 de agosto haremos en São Paulo, con la organización de ABL & Associados, el primer seminario sobre Iniciativa. Según el programa que se está preparando, "el objetivo es encontrar respuestas para mejorar el desarrollo económico en general, y el éxito personal en particular: repasar lo que sucede cuando un país tiene de todo y no encuentra el progreso; cuando las personas saben mucho y no encuentran empleo; cuando las empresas tienen mercado y no venden". La cosa no es ninguna broma. Pues, si ese objetivo tendría mucho sentido en cualquier tierra, en la tierra brasileña lo tiene de forma extraordinaria. En Brasil se pueden encontrar todos los ejemplos de lo que sucede cuando hay y cuando no hay iniciativa: por un lado, millones de personas padecen la pobreza y la marginación, porque esperan que el bienestar caiga del cielo, o llegue de la mano del conocimiento, de la salud, del poder o de la justicia; por otro, un humilde metalúrgico se propone ser presidente de la República, ¡y lo consigue! La propia São Paulo no es otra cosa que una colosal concentración de iniciativa. Sin tanta iniciativa, propia y llegada del resto del mundo, la capital paulista jamás hubiera sido lo que ahora es. Para explicar el milagro se han escrito centenares de libros. Pero, para entenderlo, basta leer uno solo: Cosmópolis, de mi llorado amigo y maestro Guilherme de Almeida. Se trata de una serie de crónicas publicadas en 1935. Una crónica por barrio. Cada barrio, un mundo. Cada mundo, inventando por su cuenta, por iniciativa propia, de sol a sol, todos los días, el ser o no ser de las personas y de las cosas... Y ahora, a estas alturas de mi vida, tardíamente, a mí me toca, a mi manera, enseñar a ver lo que la gente tiene delante, o dentro, y no ve ni siente. Gracias por el honor.

martes, 29 de mayo de 2007

POR AMOR

Vista desde América, donde me encuentro, la realidad parece un sueño. Les cuento: yo había dicho y escrito, muchas veces, que los canarios no tenemos a quien querer ni quien nos quiera. Pero, para mi sorpresa, he podido comprobar, aunque desde lejos, que alguien llamado Jerónimo Saavedra ha salido alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. Hasta ahí, todo sería más o menos normal. Pero no, nada es normal en ese triunfo electoral del domingo pasado. Porque resulta que don Jerónimo, que ya fue hasta ministro, y que sabe un montón de música clásica, en esta ocasión presentó su candidatura "por amor" a Las Palmas. Nadie, nunca, en tiempo o lugar alguno, había ganado unas elecciones por simple y puro amor. Y las ganó ese hombre refinado y un poco grueso, que se apellida como Cervantes. Parece mentira. En vez de proponer milagros económicos, viviendas baratas, papeleras abundantes, aparcamientos para todos, guarderías, salud, mentiras, como hubiera propuesto cualquier político del montón, don Jerónimo propuso amor, así, sin más y sin menos. ¡Amor! ¡Amor en la tierra de la corrupción y del rencor! ¿No es una maravilla? Es maravilloso, sí, y no sólo por el mensaje singular, sino también por la respuesta. Todo fue como los noviazgos de antiguamente: el pretendiente le mandó una carta apasionada, pura, sentida, con sobre perfumado, a la pretendida que ignoraba ser amada. Y ésta, rendida, feliz, arrebatada, le dijo que sí con una montaña de votos. ¿Para qué darle vueltas a la razón cuando los sentimientos son tan bellos? El amor sencillamente hay que vivirlo, mientras dure. Con amor, pan y cebollas, no sólo se puede hacer una canción. También pueden hacerse matrimonios bien avenidos, hasta que los hechos, o las próximas elecciones, o tal vez el divorcio, los separen. Ahora es la hora de la luna de miel. Bendita sea.

miércoles, 23 de mayo de 2007

EN TRES TIEMPOS

Primero - Tengo la suerte de vivir rodeado de silencio, árboles y guarderías infantiles. Por eso, siempre que estoy en Madrid, me despierto con el cantar de los pájaros y con la alegría de los niños que empiezan a vivir. Es increíble la cantidad de pájaros que cantan al amanecer. Parece mentira que haya tantos niños levantados tan temprano. Entre una cosa y la otra, salir de la cama me sienta como un resucitar que se repite cada mañana. Mientras me afeito me propongo ser mejor que ayer. Los desayunos también me sientan bien, hasta el punto de que son ellos los que me hacen engordar, siempre que me descuido.
Segundo - Afeitado, desayunado y vestido, pongo la radio para enterarme de lo que pasa más allá de la Quinta de la Fuente del Berro. Y ahí, en ese momento, la gente y la vida vuelven a ser discutibles, por no decir desagradables. Me entero de que estamos en vísperas de elecciones autonómicas y municipales. Lo que escucho es una mezcla de mentiras, estupideces e insultos. Los que quieren gobernarme, mandarme, controlarme, me producen decepción y hasta repugnancia. Me cuesta aceptar que el país que sigo queriendo sea un patio de vulgaridad y oportunismo. Me asombra que el progreso material siga progresando, mientras la inteligencia sigue desapareciendo.
Tercero - Para recomponer el espíritu antes de ponerme a trabajar, doy un paseo por los jardines centenarios que tengo al lado. Llego hasta Ventas y aprovecho para comprar los periódicos. Todos dicen lo mismo, aunque con titulares distintos, y a veces opuestos. Todos repiten lo que ya escuché en la radio. La diferencia está en lo que pasa en el mundo: con las fotografías, y con los titulares a cuatro y cinco columnas, la actualidad del mundo parece más grande en los periódicos que en la radio... Pero en el mundo tampoco sucede nada alentador. Al contrario. El mundo sigue siendo un reguero de muertos. Cada día muere más gente... en los mismos lugares. Sí, hay más muertos, cada día, donde hay más islamismo. Vean. Vean un mapamundi y verán que no exagero. Da miedo.

martes, 8 de mayo de 2007

NOSTOS

Como habrán visto por las fechas de mi blog, he estado ausente. Yo, que nunca he tenido vacaciones, de repente he tenido un extraño ataque de añoranza. Y por unos días he vuelto a mi tierra, Canarias, sin saber por qué ni para qué. Sencillamente volví, llevándome en la maleta unos cuantos libros, y entre ellos La ignorancia, de Milan Kundera. Quería leer, mucho y tranquilo, y al final me enredé en la lectura repetida de una sola página que dice lo siguiente:
En griego, "regreso" se dice nostos. Algos significa "sufrimiento". La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos "añoranza"; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra "nostalgia" tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: "te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia". En español, "añoranza" proviene del verbo "añorar", que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m'ennuie de toi (equivalente a "te echo de menos" o "en falta"), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra "nostalgia" en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).