martes, 6 de mayo de 2008

ÁFRICA A OSCURAS

En aquel tiempo, en la VARIG teníamos un vuelo que iba hasta Beirut, y que, a la vuelta, hacía escala en Roma y en Monrovia, antes de atravesar el Atlántico en dirección a América del Sur. Y por la noche, en ese trecho entre la capital italiana y la capital de Liberia, volando durante muchas horas sobre el Continente Negro, lo que a mí más me impresionaba era la negrura -la oscuridad total. Sabíamos que allá abajo estaba África porque lo decía el comandante. Pero no porque pudiera verse, como en Europa, un lugar iluminado que sirviera de referencia. Era como si hubiera alguna relación entre el color de los africanos y el mundo apagado...

Ahora, navegando por el ciberespacio con este humilde blog, tengo la misma sensación: África no aparece en el programa que utilizo para controlar la localización y el número de lectores que se interesan por lo que escribo. Hasta en la Cuba de los hermanos Castro, hasta en la remota Indonesia, tengo lectores que me leen con cierta frecuencia. Pero no en África. África sigue perdida en la oscuridad de una noche sin amanecer. Allí, todavía, se navega en cayucos.

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