viernes, 9 de mayo de 2008

HISTORIAS BIRMANAS

A Pablo Neruda lo nombraron cónsul ad honorem de su país, Chile, en Rangún, Birmania, el 11 de abril de 1927. El poeta tuvo que darle la vuelta al mundo para llegar a tan lejano lugar. Inició el viaje en Valparaíso el 11 de junio, en tren, en compañía de Álvaro Hinojosa, y en una primera etapa fue hasta Buenos Aires, donde embarcó el día 14, en el navío Baden, con destino a Lisboa. A la capital portuguesa llegó el 12 de julio. El 16, ya estaba en un Madrid "con sus cafés llenos de gente". El 20, en París. Allí vivió quince días alrededor de "doscientos metros y dos esquinas". Después, a principios de agosto, en Marsella, embarcó para Singapur. Hizo escala en Djibouti: "Tortuosa, aplastada, de materiales viejos y secos". Hizo escala en Colombo: "Los muertos habían salido del sepulcro". Hizo escala en Sumatra: "...la noche que busca extenderse sobre el océano". En octubre, por fin, llegó a Singapur: "Todo tiene un aire corroído, patinado de viejas humedades. Las casas sustentan grandes costurones de vejez, de vegetaciones parásitas. Todo parece blando, carcomido". El 28 del mismo mes de octubre, ya en Rangún, ya como cónsul en ejercicio, le escribe a la hermana: "...te escribo ya desde Rangoom, que es una ciudad bastante hermosa, pero donde me aburriré en poco tiempo". El aburrimiento se transformó en aguda soledad, y la soledad lo llevó a enamorarse de la birmana Jossie Bliss, la pantera asiática: "Tenía celos y aversión a las cartas que me llegaban de lejos. Escondía mis telegramas sin abrirlos. Miraba con rencor el aire que yo respiraba".

Birmania todavía no se llamaba Myanmar. El ciclón Nargis todavía no había devastado el delta del Irrawaddy. Todavía no habíamos visto la salvajada de las salvajadas: la de esa Junta Militar, formada por asesinos perfectamente uniformados y planchados, que no entierran ni dejan enterrar a sus muertos, porque utilizan los cuerpos putrefactos, abandonados, para seguir robando más y más.

1 comentarios:

A las 11 de mayo de 2008, 13:21 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Y lo peor del asunto es que los auto proclamados "Garantes de la legalidad universal" en la ONU y en las múltiples alianzas, militares, civiles y de civilizaciones, miran hacia otro lado mientras apuran, hasta la última gota, el amargor del whisky, lo único amargo que conocen en su vida. Y como siempre, pagan los de siempre y cobran también los de siempre, lo malo es que unos y otros no son los mismos.

 

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