MADARIAGA
Levantaron aquella cruz que asusta, que quita las ganas de ir a El Escorial, y nadie levantó nunca un monumento decente, discreto, al sabio elegante, civilizado, que fue capaz de decir tres cosas monumentales:
- Los hombres no son, ni pueden ser, iguales.
- Los hombres no nacen, ni son, ni pueden ser, libres. Quien diga lo contrario es que no sabe cómo llegan al mundo los bebés...
- Nada serio puede hacerse sin orden. Y para que haya orden se necesita la fuerza. Y -hay que saberlo- los que administren la fuerza siempre tenderán al abuso.
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