sábado, 24 de marzo de 2007

LA INTEGRACIÓN

A muchos inmigrantes latinoamericanos no les resulta fácil su integración en el día a día de la que llamaban Madre Patria. En España, los usos y costumbres, digan lo que digan, son otra cosa. Y en la España del desarrollo acelerado, ni les cuento. Pero en algunos casos, si uno mantiene el buen humor, las dificultades pueden ser hasta divertidas. Por ejemplo: las empresas instaladoras que trabajan para Telefónica han contratado, seguramente por cuestiones salariales, a centenares de ecuatorianos, peruanos y bolivianos. Y cuando alguien llama para que le vayan a poner el teléfono, ya no va un español, ni un europeo cualquiera, sino un hijo de los Andes, con aspecto, acento y maneras de resonancias incaicas. Son gente seria, educada, perfectamente preparada para prestar el servicio que prestan. Pero con frecuencia -así son las cosas por desgracia-, los clientes que los esperan no les abren la puerta, porque, asustados con la inseguridad y los atracos de la vida moderna, los confunden con profesionales de la delincuencia: con asaltantes tan peligrosos, que ni siquiera ocultan las herramientas que llevan para el asalto... Otro ejemplo: en toda Castilla, y sobre todo en Madrid, un taller de confitería y repostería era un obrador. Por eso, todavía, a muchas panaderías se les dice obrador. La que tengo más cerca, sin ir más lejos, se llama Obrador Lorenzana. Está regentada por una de esas madrileñas que nacieron para ganar dinero, y que lo gana trabajando como una loca y repartiendo halagos a la clientela. A cada mujer que entra en el establecimiento, aunque sea poco agraciada, le dice "guapa", "encanto", "mi amor", en tono profesional evidentemente falso, pero que a las clientas les gusta. Y ahora resulta que el negocio creció. Creció tanto, que tuvieron que contratar a una dependienta colombiana para ayudar a la incansable madrileña. Tal para cual, en cuanto a la capacidad de trabajo y al gusto por amontonar euros. Pero a la de Colombia no le sale la palabra obrador ni a la de tres, y cuando dice "guapa", "encanto", o "mi amor", queriendo imitar a la otra, a nadie le gusta el piropo porque le sale como si lo dijera al revés.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio