sábado, 12 de julio de 2008

LA MINISTRA AÍDO

Esta muchacha tendría que llamarse Havenido. Pero se llama Aído, sin hache: Bibiana Aído Almagro. Es gaditana de Alcalá de los Gazules, y tal vez por eso le han montado un Ministerio de Igualdad en la madrileña calle de Alcalá. Así, siendo de Alcalá y estando en Alcalá, la pobrecita debe de sufrir menos. Porque no me van a decir a mí que no implica sufrimiento sentirse responsable de un mundo igualitario: todos altos, todos sanos, todos guapos, todos morenos, todos de centro izquierda, todos buscando empleo...

La ministra Aído no sabe nada de gramática porque no es de letras. Por eso dice las cosas que dice cuando se mete en las profundidades del masculino y del femenino. Lo suyo son los números. Estudió asuntos empresariales -business- en Cádiz y en Newcastle. Pero, sin embargo, nunca le sacó un gran partido a las matemáticas. Con lo cual, debo decir y digo que nuestra musa llegó al Ministerio de Igualdad sin pasar por el abecedario y sin detenerse en la tabla de multiplicar. Llegó, oh milagro, aireando una experiencia única y singular, casi extravagante: haber sido directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Así de simple. Así de sencillo y divertido.

Ese salto vertiginoso, de la Nada a lo Inexistente, debe de ser la causa, seguramente, de la inconsistencia argumental y política de doña Bibiana. Ante las preguntas de los periodistas siente escalofríos. Y cuando tiene que hablar de los abismos de desigualdad que caracterizan el mundo perverso en que vivimos, saca unos papelitos con ideas que parecen haber sido escritas por arcángeles de preescolar.

¿Cómo se atreve a frivolizar sobre Igualdad quien simboliza como nadie todas las desigualdades? ¿Cómo puede hablar de Igualdad quien llega a ministra sin saber los méritos y los sufrimientos que hay que acumular para conseguir -¡cuándo se consigue!- un empleo de mil euros?

1 comentarios:

A las 12 de julio de 2008, 15:15 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Bueno don Alejo, tal vez hay que ser algo más malévolo y retorcido, como lo era don Acerco, y darse cuenta que doña Aído, posiblemente no haya venido sino que la ha traído para un remiendo Zapatero, el desarrollador implacable del proyecto Alicia (según definición del filósofo Gustavo Bueno, que quizás debiera cambiar su apellido a Excelente y Alambicado). Si, como ya le comenté en otra ocasión, el emperador Calígula nombró senador a su caballo Imperator, ¿que impide que alguien que ha revalidado su elección no se sienta autorizado por la historia para despreciar la inteligencia y la sabiduría de los más maduros y aconsejarles una visita al Dr. Montes? Los demasiado jóvenes y los insensatos tienden a despreciar la experiencia, que como los buenos vinos, si están en un ambiente adecuado y en madera de roble, mejoran con los años. ¡Qué le voy a contar a un enólogo! Otros personajillos, como algunos vientos provenientes de Galicia no mejoran jamás y estremecen la piel con su aliento... Además, ya se sabe que los "blancos" no se hacen "añejos" nunca, sólo se avinagran.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio