domingo, 6 de julio de 2008

ORGULLO GAY

Hay cuerpos de aspecto masculino que albergan almas femeninas. Y viceversa. Por eso, a veces, existe el amor entre personas del mismo sexo.

Ese amor, como todo amor, debe ser visto con naturalidad y con respeto. ¿Por qué no aceptar y respetar el amor entre dos hombres o entre dos mujeres que se quieren, y sí la relación entre un hombre y una mujer que, a veces, se odian? ¿Por qué habrían de tener más derechos los que se odian que los que se aman?

Hasta ahí, por mi parte, no hay nada que discutir. La discusión sólo tendría sentido cuando las personas con almas cambiadas salen a la calle y se ofenden a sí mismas, exponiéndose al ridículo, o dando motivos de sobra para que se les pierda el respeto que merecen.

La otra cosa que podría discutirse es el discurso de personas como el concejal Zerolo. Defiende él (¿ella?), con el respaldo cálido del PSOE, que ser gay es mejor y más justo que no serlo. Y eso no es razonable ni aceptable, porque equivale a poner la desigualdad donde siempre había estado, pero al revés.


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