lunes, 24 de marzo de 2008

VILLA DE TEGUISE

Algunas imágenes, algunos detalles, estampas, sonrisas, recuerdos, se quedan en el alma para siempre, nítidos, imborrables, sin saber por qué. No son, necesariamente, lo más importante del pasado. Ni significan gran cosa en el presente. Pero no desaparecen. Son como espejos rotos que no se diluyen -que siguen sin remedio agrandando la herida de lo que pudo haber sido y no fue. Las cosas grandes, las que tuvieron y tienen importancia, con frecuencia se difuminan, se confunden, y hasta llegan a desaparecer por completo del archivo de lo conocido o sentido. Pero algunas cosas pequeñas, fugaces, destellos ocasionales de la existencia, continúan donde siempre estuvieron, indestructibles, inconfundibles, llenas de realidad y de emoción. ¿Por qué?

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