LA NIÑA DE RAJOY
Siendo sobrina del poeta Jaime Gil de Biedma y prima de Ouka Lele -aquella fotógrafa de la movida madrileña-, Esperanza Aguirre podría haber sido bailarina, cantante de ópera, chica Almodóvar o propagandista de la Teología de la Liberación. Pero un día fue atacada por una epidemia de liberalismo clásico y nunca más pudo librarse de la pasión política.
El abuelo, que la adoraba, solía decir que Espe, de haber sido niño, "habría llegado a ser ministro". El buen hombre no vivió lo suficiente para ver hasta dónde ha llegado su nieta pelirroja: concejala, ministra, presidenta del Senado, presidenta de la Comunidad de Madrid...
Esperanza Aguirre consigue todo lo que se propone. Y no -lo reconoce ella misma- porque sea especialmente brillante. Consigue las cosas "trabajando como una burra". Es curiosa, admite que "hay que saber de todo un poco", sabe mejor que nadie rodearse de los que saben, y su lema es elemental: "delega todo, menos la supervisión".
Mariano Rajoy es gallego. Pero Esperanza Aguirre es tenaz, cabezota, sensible, de lágrima fácil pero dura, mandona, generosa, espontánea, supersticiosa, brutalmente sincera, simpática, gritona cuando se enfada... Habrá que ver quién se lleva el gato a La Moncloa cuando llegue el 2012. ¿Será él? ¿Será ella?
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