sábado, 8 de marzo de 2008

ASESINOS


No sé quién era Isaías Carrasco,
la última víctima mortal de los
bandidos de ETA. Ni sé cómo esa
muchacha, la hija mayor del muerto,
puede mantenerse entera, casi
sonriendo, después del inmenso
dolor que le han causado.
Sé, sin embargo, aunque abrumado
por un sentimiento que es una
mezcla de repugnancia y de impotencia,
que España no puede seguir siendo
un cementerio de inocentes -que esa
huérfana que aparece en la foto no
puede sentirse sola, ni ahora ni nunca.
Mañana, sí, debemos ir a votar.
¿Pero sólo con votos se detienen la sangre y el fanatismo?
¿Qué hay que hacer, ya, de una vez, en serio,
para pararle los pies a los salvajes que nos
amenazan y avergüenzan?
¿Hay que seguir haciendo política barata?
¿Hay que seguir hablando de unidad,
al mismo tiempo que se navega en el fango partidista?

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio