lunes, 17 de marzo de 2008

EUROPA INVERTEBRADA

Para ser ella misma, la Unión Europea ha tenido que hacer los milagros políticos, legislativos, culturales, científicos, económicos, diplomáticos, monetarios, estratégicos, normativos, fiscales, y hasta policiales, grandes y pequeños, que están ahí, a la vista de quienes quieran y sepan verlos. Pero no ha hecho, porque no ha podido, querido o sabido, el milagro de los milagros: comunicar a los europeos con los europeos, en lo cotidiano, individualmente, como si todos ellos fuesen de Murcia o de Baviera.

Esa comunicación nunca existió, ni existe. En la Unión Europea se comunican los Gobiernos, los sectores económicos, las instituciones, los grupos de poder o de influencia, los profesionales, los sindicatos, pero no los ciudadanos, entre ellos mismos, de forma masiva, como simples ciudadanos. No hay comunicación ciudadana entre los europeos, porque no hay, exactamente, Prensa Europea. Lo que hay es mucha Prensa nacional, regional, local, que es cosa distinta...

Las tensiones nacionalistas se mantienen porque el diálogo esencial es cosa de los Gobiernos, y porque la Prensa tradicional de cada país sigue defendiendo lo suyo, como es lógico y natural, y no lo de todos. Por eso no se ha llegado a una razonable vertebración general básica.

El complicado diálogo entre Gobiernos -o entre Estados- no es cosa que pueda desaparecer por las buenas, porque arrastra el peso secular de la Historia y de los intereses creados. Pero implantar una Prensa Europea, con contenidos europeos, visión europea y compromiso unitario, ahora mismo sería cosa bastante sencilla y muy rentable. Esa Prensa era imposible cuando había que imprimirla en tres o cuatro idiomas, y distribuirla en un millón de quioscos. Hoy existe Internet...

Resulta increíble que ningún editor de Prensa Periódica haya visto la jugada con claridad, aunque sólo sea como gran negocio alternativo. En España, sin ir más lejos, las ediciones digitales de los dos diarios de mayor tirada son ejemplos sorprendentes de escasa visión europea: uno se dice "el periódico global en español" y otro se declara "líder mundial de información en castellano". ¡Ninguno de los dos ha visto la verdadera dimensión del formidable mercado editorial europeo! ¡Ambos han pretendido el salto imposible, de lo nacional a lo universal, sin tener en cuenta la existencia clamorosa de la Unión!

Más increíble resulta, todavía, la pasividad de la Comisión que preside José Manuel Durão Barroso. En la misma están, entre otros, la vicepresidenta Margot Wallström, responsable de Estrategia de Comunicación (...), y las comisarias Viviane Reding, que se encarga de Sociedad de la Información y Medios de Comunicación (...), y Benita Ferrero-Waldner, que responde por Relaciones Exteriores y Política Europea de Vecindad. ¿Cómo se explica que no estén resolviendo, directa o indirectamente, el gran problema? ¿Nadie les ha dicho, alguna vez, que la definitiva vertebración de Europa depende ahora mismo, en gran medida, del diálogo digital sistemático entre los europeos? ¿Es tan difícil comprender que con ese mismo diálogo se conseguiría redoblar la influencia de la Unión en el mundo?

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