lunes, 12 de marzo de 2007

SE VENDE

Desde finales de enero, de repente, y de forma cada vez más intensa, España se está empapelando con cartelitos que dicen Se Vende. Ya es difícil encontrar, en cualquier lugar de la patria inmobiliaria, algún edificio que no esté señalado por esos letreros en negro y rojo, que ponen al descubierto el ansia de vender lo que parecía invendible. Hasta mi barrio, de casitas románticas habitadas por artistas, está a la venta. Quién lo diría. Qué sorpresa, descubrir que los famosos del cine y del teatro también eran y son especuladores. Porque resulta que lo que estamos viendo no es otra cosa que especulación: miles, millones de propietarios, estaban calladitos, frotándose las manos con la subida salvaje de los precios; y ahora que los precios tienden a bajar, quieren vender de prisa y corriendo. La cosa tiene su cosa. Pues estamos hablando de que en este país hay tres realidades que se contradicen: por un lado, millones de casas antiguas vacías; por otro, millones de casas nuevas, también vacías; y por otro, millones de personas que "no encuentran" casa. Menos mal que el gobierno socialista, siempre tan caritativo, tuvo a bien crear el Ministerio de Vivienda (que no de la Vivienda, ojo) y poner de ministra nada menos que a María Antonia Trujillo, un encanto de mujer, guapa, morena, nacida en Peraleda del Zaucejo, en Badajoz, que es tierra de gente lúcida y solidaria. La señora Trujillo lo tiene claro. De cuando en cuando sale por la tele y explica con increíble precisión lo que da vueltas en su cabeza. Dice ella -y lo dice con conocimiento de causa- que no hay que preocuparse: que eso de "no encontrar" casa será cosa del pasado, cualquier día de cualquier mes y año por venir, porque, para eso, su infalible Ministerio está tomando un chorro de medidas que van a maravillar sobre todo a los jóvenes, antes de que se pongan viejos.

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