EVO MORALES
Mi papá es Dionisio Morales Huanca, mi mamá María Mamani. Somos una familia de nacionalidad aymara. Somos siete hermanos, de los cuales vivimos sólo tres. Mis otros hermanos perdieron la vida de uno o dos años, éste es el término de vida que tienen las familias o los niños en las comunidades campesinas. Más de la mitad se muere y nosotros, qué suerte, nos salvamos tres de los siete.
Desde chico, me acuerdo, era organizador, era movilizador. En la escuela seccional de Calavilca, cuando estaba en primero, el profesor nos hizo dibujar un burro. Lo dibujé y lo pinté rojo, amarillo y verde. Ése fue el chiste del curso de todo el año: "su burro del Evo es rojo, amarillo y verde". Cuando tenía 13 o 14 años fundé un equipo de fútbol en mi comunidad, se llamaba Fraternidad y participábamos en los campeonatos. Yo era el capitán, el delegado, era el árbitro. Era como dueño del equipo. Tenía que trasquilar ovejas, lana de llama, mi papá me ayudaba, era muy deportista, vendíamos la lana para comprar pelotas, uniformes. A mis 16 años los tres ayllus de la comunidad, los diferentes delegados, me eligieron Director Técnico de la selección de todo el Cantón.
Como sindicalista cocalero, Evo se lo puso difícil al presidente Hugo Banzer: éste le había prometido a los Estados Unidos la total erradicación de los cultivos de coca, con aquello de coca cero, y la federación de campesinos defendió violentamente lo de cocaína cero, que no era lo mismo...
He pasado momentos difíciles en Eterazama (1997), donde desde un helicóptero la DEA (Departamento Antinarcóticos de EE.UU.) ha ametrallado y hubo cinco muertos en minutos. En la sede de Derechos Humanos, en Villa Tunari (2000), intentaron acribillarme pero fracasaron, la bala pasó rozándome.
En 1997, aunque era muy difícil de creer, resulté ser el diputado que más votos obtuvo en Bolivia. ¡Al fin era diputado! Un sueño largamente perseguido pero, al mismo tiempo, un compromiso social y político de mayor responsabilidad.
Orgullosos de nuestra cultura, con nuestra vestimenta y con nuestra coca, por primera vez en nuestra historia, campesinos, indígenas y originarios ingresamos al Parlamento Nacional.
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