sábado, 29 de diciembre de 2007

MALOS TIEMPOS

Eso de que el mundo avanza, de que todo va a mejor, habría que verlo... ¿Alguien podría imaginarse a De Gaulle, a Churchill, a Adenauer, en pantalones vaqueros y camisa a cuadros, enormes gafas de sol, zapatos de espanto, dándose una vuelta revuelta, así, a la luz del mediodía, con una novia recauchutada, por los lugares turísticos del Egipto multitudinario?

Pues para el actual presidente de Francia, un tal Nicolas Paul Stéphane Sarkozy de Nagy-Bocsa, esas cosas son la cosa más natural del mundo. Para ese hombre tan acelerado, tan inquieto, tan bajito, las sagradas formas republicanas han dejado de existir. Él besa, abraza, compadrea, gesticula, improvisa, provoca, encanta, chulea, se divorcia, se desdivorcia, cuando quiere, cómo quiere y donde le da la gana. Para él, hacer la compra en el supermercado de la esquina, y embarcar a Europa en un futuro utópico, son cosas que no requieren protocolos distintos.

Si en Francia, que es Francia, los modos y maneras de bares, fruterías, carnicerías, panaderías y demás rías han llegado al Palacio del Elíseo, a nadie deben de extrañar cosas peores: que Estados Unidos esté gobernado por un patán como Busch, o Rusia por un peligroso espía como Putin.

Y entonces, claro está, podríamos hablar del caso de la España festiva. ¿Qué quieren ustedes, españolitos ingenuos, llamados a votar nada menos que en marzo? ¿Quieren, en serio, algo mejor que Zapatero o que Rajoy? ¿Quieren, de verdad, algo que esté maduro, que no haga gracejos baratos, o algo que no esté tieso, falseado, por falta de autoestima? De eso no queda, señoras y señores. Tanto un producto como el otro no son cosas de aquí, ahora. Aquí hace tiempo, mucho tiempo, tal vez siglos, que se acabaron los hombres de estado y los líderes naturales.

¡Que, cuando poco, 2008 nos coja perfectamente confesados!

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