martes, 17 de julio de 2007

TANGO


Cuesta creerlo, pero es verdad: cuando sólo faltan unos días para que Cristina Elizabeth Fernández, senadora, primera dama, esposa del presidente Kirchner, inicie oficialmente la campaña como candidata a sustituir a su marido en la Casa Rosada, en Buenos Aires descubren que Felisa Miceli, ministra de Economía de Argentina, "economizaba" una pequeña fortuna, en bolsas de la basura, en el retrete de su despacho ministerial... Parece una prolongación de la Marbella más cutre y más desenfrenada. Parece un rebrote del peronismo de opereta, salpicado de Evitas e Isabelitas, siempre al borde de la cama, del despilfarro, del atropello, de la locura ensangrentada... ¿Por qué? ¿Qué hay en el alma de Argentina, para que de cuando en cuando, en tiempos de bonanza o de escasez, de dictadura o democracia, algunos argentinos sientan esa atracción irrefrenable que los arrastra hacia el disparate, la tierra quemada y la muerte? ¿Cómo es posible que un pueblo tan preparado escriba y cante, con sentir patriótico, tangos que dicen que "la maté porque era mía"? ¿Hay alguna razón, algún misterio, para que Buenos Aires tenga los cementerios más bonitos del mundo? Refiriéndose a su ciudad, Borges tuvo la osadía de escribir: "No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto". Yo, que tantos sentimientos perdí en la hermosa capital de la maravillosa Argentina, podría escribir, o confesar, desde mi humildad, desde mi anonimato, desde mi serena resignación, que si un día me alejé de las orillas del Plata no fue por casualidad: fue porque tuve la impresión, el convencimiento, de que allí, por algún motivo, jamás coincidirían los sueños y la realidad...

2 comentarios:

A las 19 de julio de 2007, 21:07 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Aunque muy posiblemente la Argentina, (con ese entrañable “la” que está entre el desprecio de patio de vecinos y el cariño a quien se siente familiarmente cercano), posiblemente esté en un lugar equivocado de la Tierra. De momento parece en los Atlas mucho más pequeña de lo que realmente es, aunque no tan grande como los argentinos la quieren ver. Y por eso sus habitantes no son como ellos quisieran ser: entre franceses, italianos y gallegos, todos venidos a menos, y un toque de yankee libertario venido a más.

Y en el terreno político alguna explicación de ese Tango que usted magistralmente describe, se cuenta con gran precisión en el libro “El retorno del Idiota”, puesta al día o a la década, de aquel primer análisis certero “Manual de perfecto idiota latinoamericano”.

 
A las 19 de julio de 2007, 21:39 , Blogger Alejo Guanapay ha dicho...

Gracias, Sr. Ferbel, por su amable comentario. Con un saludo, Alejo Guanapay

 

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