domingo, 11 de octubre de 2009

TAM

La compañía TAM no es tan mala como dicen algunos, ni tan buena como asegura su ingenua publicidad, que, como um primitivo tantán, repite mensajes que no convencen. Lo de "The Magic Red Carpet", escrito en el morro de sus aviones, llega a ser ridículo, además de feo, por la simple falta de estética. Y las fotos, declaraciones y escritos del "comandante-presidente", en todas partes y en todo momento, como si se tratara de un dictador asiático, tienen algo de enfermizo... Lo mejor de la TAM son sus empleados: brasileños que no han perdido su forma de ser, que no han sido manipulados para ser de otra forma, y que por eso se comportan con la simpatía, la corrección, el respeto y la delicadeza que les son innatos, y que tanto escasean en el mundo de la aviación que actualmente sufrimos... Lo peor de la TAM es su imagen corporativa, que parece inspirada por la mente de algún nuevo rico, empeñado en exagerar el mal gusto e incapaz de sacarle partido a las virtudes y a los detalles más valiosos. El uniforme negro-marrón de sus empleados es imperdonable en un país donde todo es verde-amarillo-azul-blanco. Las azafatas vestidas de camareras prusianas, con aquellos delantales oscuros hasta el suelo, pierden toda la gracia que las caracteriza como personas y adquieren un aire fúnebre sin lógica ni sentido... Para ser de verdad lo que ella misma cree que es, la TAM sólo tendría que hacer dos cosas: moderar los impulsos egocéntricos de su "comandante-presidente" y aliviar la pesadumbre de su imagen corporativa.

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