viernes, 23 de octubre de 2009

ASTURIAS

He querido estar en Oviedo para ver y disfrutar de cerca el civilizado ambiente que rodea los Premios Príncipe de Asturias, que se entregan esta tarde. Pero no imaginaba que pudiese ser imposible encontrar alojamiento en la capital asturiana, y en gran parte del principado. Al final, después de mucha carretera, viene a parar a Taramundi, en lo alto de estas montañas bellísimas en que me encuentro, cerca de Galicia, donde hacía muchos años que no había estado, y donde sigue existiendo una excelente oferta de turismo rural. Y he vuelto a hospedarme en el Hotel La Rectoral, pionero y referencia de ese turismo de calidad... Se llama así, La Rectoral, porque se trata, sí, de una antigua casa rectoral primorosamente restaurada en 1986... ¡Un sueño "recto" y delicado, apacible, reconfortante, en lo alto del mundo! ¿Para qué preocuparme demasiado con las ceremonias de Oviedo? ¿Por qué arrepentirme de volver a comprobar que la felicidad también es posible en el silencio y en la lejanía?

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