viernes, 17 de octubre de 2008

SÍ SE PUEDE

Cuando la campaña del Sí se puede se vive desde dentro, como colaborador o parte interesada, uno comprende lo que no puede comprenderse con la simple contemplación de los debates televisados. Pues no se trata, sólo, de ganarle la partida electoral al oponente. También se trata de asumir una responsabilidad que asusta -de jugarse la vida, literalmente, por un ideal que roza la temeridad.

Nada está decidido por completo, todavía, pero todo hace pensar que Obama será, en breve, el sustituto de Bush. Y a Bush no se le sustituye con una simple mudanza personal y familiar, de la casa propia, donde han crecido las niñas adoradas, en Chicago, al caserón prestado, donde se esconde el poder, en Washington.

Para sustituir a Bush sin riesgo de muerte política hay que desinfectar la Casa Blanca. Hay que barrer y lavar el mundo. Y eso no se hace así por las buenas, sin mucha lejía y un buen cargamento de escobas resistentes...

Entre la campaña electoral y el ejercicio presidencial hay un abismo. Las palabras del candidato no van más allá de las urnas. Pero gobernar es otra cosa, más seria: es preguntar, con nombres y apellidos, con fotos de frente y de perfil, por los que hundieron el sistema financiero; por los que han llevado a la muerte a tantos jóvenes soldados; por los que han despreciado a medio mundo; por los que han puesto en ridículo al país más poderoso de la Tierra...

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